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Los Principios del 8 de marzo: una Carta de los Derechos Sexuales de los hombres

Por su gran interés, publicamos en nuestra web la traducción completa al español de la charla que Sheila Jeffreys impartió el 29 de abril de 2023 en el webinario semanal Feminist Question Time (disponible en YouTube en su original en inglés, enlazada igualmente a continuación), sobre el documento llamado Los Principios del 8 de marzo.

Video de la intervención de Sheila Jeffreys (en inglés).

Los Principios del 8 de marzo: una Carta de los Derechos Sexuales de los hombres

Feminist Question Time, 29 de abril de 2023

Sheila Jeffreys

Los Principios del 8 de marzo es un documento planeado en una reunión de 2018 de ONUSIDA, la organización de Naciones Unidas para combatir el SIDA y ACNUDH, la organización de Naciones Unidas de Derechos Humanos. Fue compuesta por la CIJ, la Corte Internacional de Justicia. Fue lanzado en marzo de este año por parte de ONUSIDA y ACNUDH (ONUSIDA, 2023). Sus orígenes son impresionantes y con posibilidades de darle un peso considerable en las leyes y políticas internacionales. Argumentaré que dicho documento constituye una carta de los derechos sexuales de los hombres.

Es un documento dirigido a quitar ciertas actividades relacionadas con la sexualidad y la reproducción y, desconcertantemente, la pobreza y el sin hogarismo, de la competencia del derecho penal.  El documento empieza con 2 principios relacionados con la libertad de las mujeres de controlar su propia reproducción lo cual es relevante para su lanzamiento en el Día Internacional de la Mujer. A esta práctica en la cual las instituciones masculinas dominantes emiten proclamas de sus intereses en el nombre de las mujeres la llamo “lavado de cara feminista”. Se parece a lo que se llama “lavado de cara verde”, en el cual las empresas que están destruyendo la vida en la tierra se involucran con publicidad y actividades menores que pretenden promover una agenda amigable con el medio ambiente.

Pero en el corazón de este documento hay Principios que están en desacuerdo con los intereses de las mujeres. Estos están relacionados con una serie de prácticas sexuales masculinas y particularmente prácticas sexuales de ciertos hombres gay, tales como usar mujeres y niñas y hombres y niños en la prostitución, usar a niños y niñas para el sexo y proteger toda forma de práctica sexual supuestamente consensuada de la penalización. Esta protección del sexo consensuado  no tiene, según el documento, ningún límite. Tal y como establece, puede incluir prácticas tales como la estrangulación y la amputación y todas las formas diversas de BDSM, por ejemplo.

Es, en general, un documento sexual liberal dirigido a promover y proteger la libertad sexual de los hombres para participar en sus actividades sexuales favoritas. Los hombres exigen libertad para participar en o infligir cualquier práctica sexual que deseen sobre los menos poderosos, las mujeres y las niñas y niños. Las mujeres necesitan ser libres de que se practiquen estas prácticas sobre ellas. No hay nada en este documento sobre proteger a las mujeres sobre las violaciones, la coerción sexual o el acoso sexual. Todas ellas son prácticas que restringen o destruyen el ejercicio de los derechos de las mujeres como derechos humanos. Estas no son mencionadas aquí, y esto debería dejar claro inmediatamente que este es un documento que promueve la libertad de los hombres para agredir a las mujeres sin consideración alguna sobre cómo la violencia sexual masculina limita y, a menudo, termina con las vidas de las mujeres.

ONUSIDA

Resulta útil considerar el interés de ONUSIDA, que es uno de los promotores de los Principios. ONUSIDA, bajo la influencia de los hombres gay que han jugado un papel clave en la organización, siempre ha promovido la despenalización de la prostitución, por ejemplo. El entendimiento feminista de que la prostitución es una forma de violencia masculina que debería ser abolida nunca se ha tomado en cuenta en el pensamiento de la organización. ONUSIDA siempre ha argumentado que despenalizando la prostitución, es decir, promover una industria global del sexo, es vital para combatir el SIDA. La despenalización y la promoción de la industria del sexo forman uno de los Principios en el documento.

Es interesante notar que el Director Ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibe, se retiró en 2019 después de una investigación sobre acoso sexual en la organización bajo su supervisión. Como fue informado en la prensa en ese momento, un panel de investigación “concluyó que existe una cultura de ‘club de chicos’ que no previene ni interviene efectivamente el acoso sexual, el acoso y el abuso de poder” (Cohen, 2018).

En el momento de la reunión en la cual este documento fue planificado, 2018, Sidibe era el director de este “club de chicos”. Creo que esto deja bastante claro que los Principios del 8 de marzo han surgido desde y representan los intereses de un órgano de dominación masculina.

El prefacio a Los Principios está escrito por Edwin Cameron, el que es descrito en la información que he encontrado acerca de él como un “hombre orgullosamente gay”, que es un juez retirado de Suráfrica. Fue alabado por Nelson Mandela como un héroe por su trabajo de activista homosexual. Más importante, él siempre ha hecho campaña a favor de la despenalización de la prostitución (Naciones Unidas, 2019). En ese sentido puede ser visto como un oponente acérrimo de la campaña internacional feminista para abolir esta forma de violencia masculina contra las mujeres.

Los Principios de Yogyakarta

Los Principios del 8 de marzo no existen sin precedentes. Este documento ha estado precedido por los Principios de Yogyakarta, promulgados en 2007 con un conjunto de demandas de seguimiento en 2010 (Jeffreys, 2018). Los Principios de Yogyakarta pretendían ser acerca de los derechos de los homosexuales pero los derechos de los travestis fueron íntimamente ligados con los derechos de los gays en el documento. Estos contenían demandas para que los travestis fueran capaces legalmente de auto identificarse como mujeres, y practicar el travestismo en público, llamándolo “expresión de género”, con el objetivo de que los travestis fueran aceptados como si hubieran cambiado de sexo, fueran considerados mujeres y pudieran entrar, por tanto, en todos los espacios de mujeres.

La táctica de pegar los derechos de los travestis a los derechos homosexuales ha sido muy exitosa. Los Principios de Yogyakarta han sido citados por muchos gobiernos y organizaciones influyendo en sus políticas, protegiendo las identidades fantasiosas de los hombres y menoscabando los derechos de las mujeres basados en el sexo. Aunque dichos principios no tienen fuerza legal, han tenido una fuerza moral que ha sido muy peligrosa para los intereses de las mujeres.

A nivel de Naciones Unidas, la táctica de adherir los llamados “derechos” de los hombres heterosexuales fetichistas a travestirse por motivos sexuales ha sido firmemente ligado a los derechos homosexuales con el uso del término SOGIES, es decir, en sus siglas en inglés, orientación sexual, identidad de género y expresión de género. Los derechos homosexuales son ahora raramente mencionados sin sus Frankensteineanos compañeros de los derechos de los travestis. La unión de los derechos de los travestis a los de los homosexuales ha causado que mucha gente que quiere ser progresista asuma que los derechos de los travestis tienen algo que ver con la homosexualidad y deben ser apoyados.

De hecho, la sección de “género” de los Principios de Yogyakarta forma parte de un proyecto de protección de las perversiones sexuales de los hombres, tales como la excitación masoquista de vestirse como mujeres e imponerse en los espacios íntimos de la clase oprimida de las mujeres, en la ley internacional y en las legislaciones nacionales. En muchos países, como sabemos, esto ha tenido éxito en relación con el travestismo y los hombres tienen el derecho de declararse a sí mismos mujeres, haciendo retroceder o derribando los derechos de las mujeres basados en el sexo.

En mi libro más reciente, Penile Imperialism. The male sex right and women’s subordination (cuyo título traducido sería El imperialismo del Pene: el derecho sexual del hombre y la subordinación de las mujeres), expliqué que ha habido grandes esfuerzos desde la revolución sexual de los 60 y los 70 para normalizar una diversidad de lo que previamente se entendía como perversiones sexuales de los hombres, de forma que los hombres puedan participar en esas prácticas sexuales abiertamente o incluso con aprobación social (Jeffreys, 2022). Las prácticas que cubrí incluían la pedofilia, el sadomasoquismo y el travestismo, y el abuso de la  prostitución de mujeres, todas las cuales son centrales en los Principios del 8 de marzo. Los Principios del 8 de marzo son un ejemplo excelente de cuán lejos ha llegado la normalización de las perversiones sexuales de los hombres y la promoción y la protección de los derechos sexuales masculinos, que han forzado su camino hacia el mismo centro de la dominación masculina. Los Principios del 8 de marzo, sin embargo, van mucho más lejos que los Principios de Yogyakarta hacia la promoción y la protección de los derechos sexuales de los hombres.

Los Principios

Debo ahora analizar las actividades que los Principios del 8 de marzo busca proteger y alentar. Debería mostrar las implicaciones de estas a menudo vagas declaraciones para los derechos de las mujeres basados en el sexo y los derechos de los niños y niñas.

Principio 14. Salud y derechos sexuales y reproductivos

El primer Principio que especifica un área necesitada de protección es el número 14 que se relaciona con la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Este afirma que:

El derecho penal no debe de ninguna manera menoscabar el derecho a:

a)     Tomar y actuar sobre decisiones al respecto del propio cuerpo, sexualidad y reproducción tales como el embarazo, la anticoncepción, incluyendo la anticoncepción de emergencia; cuidado integral en caso de aborto; profilaxis para enfermedades de transmisión sexual; cuidado/terapia afirmativa de género.

Hay mucho de bueno en este principio. Todo él, excepto la última categoría de “cuidado de afirmación de género”, podría beneficiar a las mujeres. Es vital que el derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo no sea penalizado. Pero de alguna manera, “el cuidado de afirmación de género”, es decir, el derecho de niños, niñas y adultos de perseguir la fantasía de tener un problema de “identidad de género” se ha colado aquí como si esta forma de daño médico fuera de alguna forma equivalente al derecho de las mujeres a prevenir un embarazo no deseado.

Hay un problema, sin embargo. El documento sí comenta que puede haber muchas actividades que no están específicamente mencionadas en ninguna parte de los Principios, pero que deberían incluirse bajo su objetivo general de oponerse a la penalización. Uno de estos es lo que ellos llaman “la subrogación no explotadora”, que podría caber dentro de la afirmación de los Principios de que las mujeres deben tener un control completo sobre su embarazo. Toda maternidad subrogada, sin embargo, implica colocar a las mujeres en una forma de esclavitud reproductiva con efectos seriamente dañinos para las madres y sus bebés. No hay un tipo de ella que sea amable y mimosa. Pero la maternidad subrogada es importante para algunos hombres gay, que han estado en el centro de la creación de una industria internacional a través de la cual estos hombres pueden adquirir niños y niñas sin tener que relacionarse con mujeres.

Principio 15. El aborto

El Principio 15 que afirma que “El Derecho penal no debe prohibir el aborto” es muy importante para las mujeres. El resto del documento, sin embargo, es una agenda específicamente masculina de derechos sexuales, aparte de la extraña sección sobre la pobreza al final.

Principio 16. Conducta sexual consensuada

La sección del documento que constituye una carta de los derechos sexuales de los hombres empieza con el Principio 16 que busca eliminar cualquier forma de práctica sexual que pueda estar justificada con la idea de “consentimiento” de las competencias del Derecho penal.

La conducta sexual consensuada, sin tener en consideración el tipo de actividad sexual, el sexo/género, la orientación sexual, la identidad de género o la expresión de género de las personas involucradas o su estatus marital, no debe ser penalizada bajo ninguna circunstancia.

En la medida que este se relaciona con la eliminación de la homosexualidad del Derecho penal, es un principio muy importante. Hay muchos países en los cuales las lesbianas y los hombres gay enfrentan serios castigos como resultado de a quien aman.

Pero hay una serie de problemas con este. Uno es que existen definitivamente algunos tipos de prácticas sexuales que pueden ser defendidas por el consentimiento que deberían enfrentar la sanción del Derecho penal. Otro es el hecho de que el “consentimiento” puede ser y es usado para justificar que los adultos usen sexualmente a niños y niñas.

Como argumento en El imperialismo del Pene, el “consentimiento” no es una forma útil de distinguir el sexo abusivo e incluso violento del que es una actividad querida en la que las mujeres desean participar. Una mujer parecer que consienta, o incluso pensar ella misma que consiente si simplemente permite que un hombre inserte su pene mientras ella está haciendo otra cosa, como leer su novela. Los hombres penetrarán a las mujeres cuando ellas estén llorando, incluso cuando ellas estén inconscientes. Dicho uso puede ser experimentado como abusivo por la mujer, pero ella puede que no se sienta capaz de evitarlo u rechazarlo porque las relaciones heterosexuales están basadas en un profundo desequilibrio de poder y ella ha sido entrenada para pensar que debería permitir que su cuerpo sea usado para satisfacer el derecho a sexo del hombre. Ella puede que sufra comportamientos adversos o violencia si lo rechaza.

La idea del consentimiento provee de una excusa para que los hombres usen a las mujeres para su propia satisfacción, las cuales preferirían estar en cualquier otra parte; una excusa para que los hombres usen a las mujeres sin respeto por su placer o su persona. Las mujeres no se las entrena en la escuela y la universidad a reconocer si un hombre ha consentido a su uso sexual porque las mujeres no usan a los hombres simplemente como cuerpos para su placer. No se cuestiona el acoso de los hombres para forzar a las mujeres a acceder a ser usadas sexualmente sin desearlo. Los hombres no tienen que preocuparse acerca de si ellos “consintieron”. Esto deja claro que el consentimiento es simplemente un mecanismo para permitir el abuso de mujeres.

El consentimiento, por ejemplo, es la principal, y quizás única, justificación para lo que se solía llamar sadomasoquismo y ahora es llamado BDSM. Desde los 70, como resalté en El imperialismo del Pene, ha habido una poderosa campaña, mayoritariamente por parte de hombres gay, para normalizar y despenalizar el sadomasoquismo. En la práctica del sadomasoquismo por parte de ambos, hombre gay y heterosexuales, el control coercitivo está normalizado y prácticas que incluyen muchas formas de violencia viciosa como golpear, cortar y agujerear, desollar, eliminar partes del cuerpo, testículos en particular, son llevadas a cabo rutinariamente.

La Operación Spanner en el caso de Reino Unido

Este Principio sobre el consentimiento requeriría que los principios legales británicos establecidos en el caso de la Operación Spanner fueran derrumbados. En 1989 hubo un juicio a 16 hombres en conexión con una investigación que hubo durante varios años sobre una red sadomasoquista de hombres gay en Reino Unido (para más detalles ver Jeffreys, 2022). El principal hombre implicado en llevar las “Casas Desordenadas”  en las cuales los hombres eran violentos unos hacia otros era un ex criador de cerdos. La corte determinó que cualquier acto que hubiera dejado “cicatrices duraderas” fueron agresiones. Los perpetradores fueron declarados culpables de agresiones que ocasionaron daño corporal real y las víctimas, de ayudar e instigar. Los hombres filmaron sus actos y esto fue útil para su enjuiciamiento.

Las redes de BDSM de hombres gay en Reino Unido pueden ahora mismo ser juzgadas bajo la ley penal. Este mes, por ejemplo, está teniendo lugar un juicio en el Old Bailey en London en el cual varios hombres son acusados de lesiones corporales graves y conspiración para cometerlas en relación a una “modificación corporal extrema” practicada sobre otros hombres (Sinmaz, 2023). Los actos fueron filmados y subidos a una página web donde podía ser accedida mediante pago. Los actos implicaban la eliminación de pezones, de testículos y de penes para crear “nullos”, una práctica bien conocida en el sadomasoquismo gay en la cual los hombres buscan volverse a sí mismos lisos. Ellos incluyen el alisamiento de los testículos. Ellos incluyen también congelar  una pierna de modo que el gran daño ocasionado pueda llevar a la víctima al hospital y que su pierna sea quirúrgicamente amputada.

Las mujeres están en serio peligro por las demandas de los hombres gay practicantes de BDSM de que se permita ejercer violencia en el nombre del sexo. La normalización del sadomasoquismo ha conducido a la introducción de prácticas de viciosa violencia en el sexo ordinario heterosexual, tales como la estrangulación y la asfixia. La estrangulación y la asfixia tienen efectos extremadamente serios en la salud de las mujeres con la posibilidad de daños cerebrales de por vida. Los hombres que participan en estas prácticas argumentan que las mujeres consienten. En Reino Unido en 2022 se introdujo una nueva ley que penaliza la “estrangulación o asfixia no mortal” (Gobierno de Reino Unido, 2022). Esto ciertamente infringiría el Principio 16.

Abusos sexuales de menores

La segunda parte del Principio del Consentimiento pretende ser sobre el derecho de los jóvenes por debajo de 18 años a practicar sexo sin castigo. Ven las edades legales de consentimiento como un obstáculo, como una penalización irracional de la actividad sexual. Podría ser interpretado como si tratara sobre la práctica, para nada problemática, de la gente joven teniendo relaciones sexuales con otros u otras de su misma edad. Pero de hecho, es más probable que se trate acerca del derecho de los hombres adultos a usar sexualmente a menores y adolescentes. No existe una campaña de adolescentes por el derecho a ser penetrados por hombres adultos, pero sí hay una campaña muy seria, y la ha habido durante 60 años, de hombres adultos, normalmente gays, para tener acceso legal a los menores (ver Jeffreys, 2022).

La segunda parte del Principio 16 afirma:

Además, la conducta sexual que implica a personas por debajo de la edad mínima de consentimiento para tener sexo prescrito domésticamente puede de hecho ser consensuada, a pesar de no estar permitida en la ley. En este contexto, el enjuiciamiento del Derecho penal debería reflejar los derechos y capacidad de las personas menores de 18 años para tomar decisiones acerca de participar en conductas sexuales consentidas y su derecho a ser escuchados en las materias que les conciernen. Conforme a su capacidad en desarrollo y progresiva autonomía, las personas por debajo de 18 años deberían participar en las decisiones que les afectan, con debida consideración de su edad, madurez y mejores intereses, y con atención específica a garantías de no discriminación.

Nada aquí especifica que tenga que ver con relaciones sexuales entre menores de la misma edad. Tal y como está redactado, puede incluir relaciones entre quien esté por debajo de la edad de consentimiento y hombres adultos. Los hombres gay que desean tener acceso sexual legal a los niños siempre han hecho campaña por esto bajo la bandera de “los derechos sexuales de los niños”, en lugar de sus propios intereses, con el objetivo de sonar más como socialmente progresistas en lugar de como depredadores. Este fue el caso en los 70 en Reino Unido, cuando una campaña de muchos hombres gay para eliminar la edad de consentimiento de forma que ellos pudieran usar a los niños alcanzó una considerable aceptación política, particularmente con lo que por aquel entonces era el Consejo Nacional por las Libertades Civil y que se llama ahora Libertad. Estos hombres querían abolir la edad de consentimiento o quizás bajarla a los 4 años. Las feministas, incluyéndome a mí, luchamos contra estos hombres y fuimos exitosas. Pero la campaña nunca se fue completamente y ahora está aumentando de nuevo.  El Principio 16 nos muestra cómo de exitosa fue.

El Comité Internacional de Juristas se tomó 5 años para componer sus Principios pero de alguna manera falló en darse cuenta de que este Principio sobre los derechos sexuales de los niños y niñas podría llevar a confusión sobre si estaban permitiendo el abuso sexual de menores. Hubo una protesta inmediata y el Comité Internacional de Juristas fue forzado a clarificar que no estaban pidiendo la abolición de las edades de consentimiento legal (Comité Internacional de Juristas, 2023). Pero qué es lo que exactamente piden entonces está bastante poco claro.

La clarificación afirma:

El compromiso de las Naciones Unidas con la lucha de la explotación sexual de los menores y el contenido de los Principios del 8 de marzo han sido posteriormente seriamente malinterpretados en diversas redes sociales y páginas web. Los Principios del 8 de marzo no llaman a la despenalización del sexo con menores ni tampoco a la abolición de la edad mínima de consentimiento para tener relaciones sexuales domésticamente prescritas.

Lo que los niños y niñas y la gente joven necesitan desesperadamente es ser protegidos de los hombres depredadores en sus casas, escuelas, organizaciones, calles y organizaciones religiosas. No hay nada acerca de protección en este documento.

Principio 17. Trabajo Sexual

El Principio 17 requiere la despenalización de la prostitución. El uso del término “trabajo sexual” aquí demuestra las políticas que este documento representa. El lenguaje es importante y las feministas implicadas en oponerse a esta forma de violencia masculina no buscan normalizar esta práctica abusiva pretendiendo que es simplemente otra forma de trabajo como cualquier otra. Nosotras usamos el término “mujeres prostituidas”, para dejar claro que algo se ha hecho a las mujeres, algo que consideramos una forma de violencia.

Como expliqué en El imperialismo del pene y en mis dos libros sobre prostitución, el almacenamiento de mujeres y niñas para el uso sexual de los hombres es fundamental para la dominación masculina. El derecho sexual de los hombres a las mujeres debe ser satisfecho y los gobiernos de la dominación masculina organizan con determinación la destrucción de las mujeres para satisfacerlo. Así, la industria de la prostitución y la pornografía está generalmente no sólo despenalizada sino servida y apoyada a través de regímenes de licencia, legalización y despenalización. El principio 17 apoya esto:

El intercambio de servicios sexuales entre adultos que consienten a cambio de dinero, bienes o servicios y la comunicación con otros acerca de ello, la publicidad de una oferta o compartir las premisas con otro con el propósito de intercambiar servicios sexuales entre adultos que consienten por dinero, bienes o servicios, sea en público o en privado, no debe ser penalizado en ausencia de coerción, fuerza, abuso de autoridad o fraude. El derecho penal no debe prohibir la conducta de terceras parte que, directa o indirectamente, a cambio de un beneficio financiero o material, bajo condiciones justas –sin coerción, fuerza, abuso de autoridad o fraude- faciliten, gestionen, organicen, comuniquen con otros, publiciten, provean información, provean o alquilen locales para el intercambio de servicios sexuales entre adultos que consiente por dinero, bienes o servicios.

Este Principio entra en contradicción directa con aquello por lo que muchas feministas han hecho campaña internacionalmente desde mediados de los 80, que es acabar con el abuso prostituidor de los hombres hacia mujeres y niñas. Yo estuve implicada en este trabajo durante dos décadas a través de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres de Australia. Los Principios del 8 de marzo exigen la despenalización de todas aquellas actividades asociadas a la prostitución. Las feministas abolicionistas, es decir, aquella que luchan por abolir enteramente la prostitución buscan despenalizar a aquellas que son prostituidas, bajo la premisa de que son víctimas de esta forma de violencia masculina. Pero buscan que se penalice a los hombres prostituidores y a todas aquellas terceras partes que se lucran de ella tales como proxenetas, propietarios de burdeles, publicistas, etc.

Hay muchos países que actualmente han respondido a las campañas feministas y que han aprobado legislación que penaliza a los prostituidores, incluyendo Suecia, Noruega y Francia. Esta legislación se crea bajo el entendimiento de que la prostitución es una forma de violencia que causa un gran daño a las mujeres y niñas que son prostituidas. Esta legislación progresista que reconoce los derechos de las mujeres a ser libres de un uso coercitivo de sus cuerpos incumpliría este Principio.

Sospecho que las mujeres aquí hoy no necesitarán ninguna información más sobre los daños de la prostitución pero repetiré algunos de ellos de todas formas, solo para mostrar lo escandalosas que son las demandas de este documento de que este daño deba continuar sin penalización y que se le deba permitir a la industria que se construya legalmente y explote millones de niñas y mujeres internacionalmente sin restricciones al servicio del derecho sexual masculino.

La prostitución daña las oportunidades vitales de las mujeres y tiene considerables costes de oportunidad dado que las niñas normalmente son prostituidas cuando son adolescentes y encuentran muy difícil, sin educación ni experiencia, salir del daño (Jeffreys, 1997; Jeffreys, 2008). Esta daña la salud de las mujeres, causando embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y todos los resultados de la violencia tales como daños cerebrales por ser golpeadas. Causa daño psicológico en la forma de trastorno de estrés post-traumático que viene de toda una vida de disociación psicológica, la separación de mente y cuerpo, que han necesitado para sobrevivir al abuso, entumecimiento constante y reacciones a años de violaciones y agresiones sexuales en todas las partes del cuerpo. Esto crea una industria de tráfico global en la cual las mujeres y las niñas son esclavizadas para asegurar el abastecimiento de mujeres al comercio. Esto no puede ser separado de la prostitución infantil dado que la mayoría de las mujeres prostituidas comienzan a serlo antes de los 18 y los prostituidores pagan precios más altos por cuerpos más jóvenes. En la mayoría de los trabajos, la experiencia es deseable así que esta demanda de cuerpos no usados diferencia a la prostitución fundamentalmente de cualquier otra forma de trabajo. Es un “trabajo” en el que el tubo de uso más pequeño y ajustado es el más rentable.

Mientras que los hombres puedan usar los cuerpos de las mujeres y las niñas para su satisfacción sexual no hay oportunidad de que se pueda crear una sexualidad igualitaria que sea compatible con la libertad de las mujeres. La prostitución crea un modelo de sexualidad basado en la esclavitud de las mujeres que hace imposible imaginar un mundo en el cual las mujeres sean seres humanos completos con derechos humanos iguales a aquellos de los hombres que las utilizan.

Es profundamente chocante que en este tiempo cuando hay un reconocimiento considerable en muchas jurisdicciones de los terribles daños de la prostitución, el más significativo de los organismos de Naciones Unidas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, esté respaldando con su peso la promoción y expansión de esta forma de violencia contra las mujeres en lugar de buscar que termine. Eso muestra más que nada en este documento que este trata de la protección de los derechos sexuales de los hombres.

Principio 18. Orientación Sexual, Identidad de Género y Expresión de Género

El Principio 18 usa el término SOGIES (en sus siglas en inglés, orientación sexual, identidad de género y expresión de género) y representa todos los problemas para las mujeres, las lesbianas y los hombres gay. El género consiste en los estereotipos sexuales y consagra en la ley precisamente las ideas dañinas acerca de mujeres y hombres que apuntalan la opresión de las mujeres. Sugiere que estos estereotipos tienen algo que ver con la homosexualidad y ha tenido el efecto de amenazar el reconocimiento de las categorías de lesbianas y gays como merecedoras de derechos al implicar que la atracción sexual está basada en estas nociones opresivas en lugar de en el sexo. El principio dice:

Nadie puede ser considerado penalmente responsables por conductas o estatus basados en su identidad de género o expresión de género. Esto incluye identidades de género y formas de expresión de género que son percibidas como no conformes con las expectativas sociales o las normas relacionadas con los roles de género, el sexo asignado a una persona en el nacimiento o el binario hombre-mujer, entre otros. Nadie puede ser considerado penalmente responsable por prácticas consensuadas que tienen el objetivo de asistir a otros en la exploración, libre desarrollo y/o afirmación de su orientación sexual o identidad de género, a menos que haya fuerza, coerción, fraude o negligencia médica o una falta de libertad y de toma de decisiones informada por parte de la persona interesada.

Esto probablemente no requerirá de mucho comentario por mi parte porque ya estamos todas bastante familiarizadas con las problemáticas demandas de los activistas por los derechos de los travestis (ver Jeffreys, 2014, Jeffreys, 2022). Este principio proclama que los hombres con identidades femeninas fantasiosas pueden hacer lo que deseen bajo la frase “expresión de género” y puede significar que no debería haber prohibición alguna a que estos hombres entren en espacios de mujeres. No se menciona ninguna fecha límite. Esto puede significar que no debería haber prohibición por parte de los gobiernos a los doctores o terapeutas que promuevan esta ideología y sus prácticas y que las estén llevando a cabo sobre personas menores de 18 años. No contiene ejemplos. Pero su apoyo y normalización de esta forma de comportamiento sexual masculino está en contra de los intereses de las mujeres y de los niños y las niñas.

Conclusión

Los Principios del 8 de marzo, una vez que su lavado de cara feminista ha sido eliminado, pueden ser vistos como representativos de una Carta de Derechos Sexuales de los hombres. Se trata de permitir la libertad sexual de los hombres y su libre acceso sexual a mujeres, niñas y niños. Un documento acerca de los derechos sexuales de las mujeres, es decir, a su protección, dignidad y libertad serían exactamente lo contrario de lo que se ha presentado aquí. Las mujeres y las niñas y niños necesitan ser libres de, no libertad para. Necesitamos ser libres de la violencia sexual, la explotación sexual y el acoso de los hombres que quieren expresar su fantasía sexual de “género” en los espacios de mujeres. Necesitamos libertad de ser objetos o la poco dispuesta audiencia de cualquier número de predilecciones sexuales de los hombres. Estos Principios son acerca de la libertad sexual de los hombres para usar a las mujeres y la infancia mientras que las mujeres quieren ser libres de tal violencia.

Referencias (en inglés)

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Jeffreys, Sheila (1997; 2008). The Idea of Prostitution. Melbourne: Spinifex Press.

Jeffreys, Sheila (2008). The Industrial Vagina: the political economy of the global sex trade. Milton Park, Oxfordshire: Routledge.

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Jeffreys, Sheila (Resumen de Hannah Harrison). (2018). The Yogyakarta Principles: An International Threat to Women’s Rights. Object. https://objectnow.org/2018-7-27-yogyakarta-principles-international-threat-to-womens-rights/

Jeffreys, Sheila (2022). Penile Imperialism. The male sex right and women’s subordination. Melbourne, Australia: Spinifex.

UNAIDS (2023). New legal principles Launched on International Women’s Day to Advance Decriminalization Efforts. https://www.unaids.org/en/resources/presscentre/featurestories/2023/march/20230308_new-legal-principles-decriminalization

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Sinmaz, Emine and Agency (2023, 19 April). Two men admit removing body parts in eunuch-maker case. The Guardian. https://www.theguardian.com/uk-news/2023/apr/19/two-men-admit-removing-body-parts-in-eunuch-maker-case

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