El 31 de julio la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés) publicó un comunicado en referencia a dos atletas que estaban participando en los juegos olímpicos. En el comunicado decían que los tests genéticos hechos a estas personas durante los mundiales de boxeo de 2023 llevaron a su descalificación.
Estos dos atletas eran Lin Yu-Ting, de Taiwán, que participaba en la categoría olímpica femenina de 57 kg; y Imane Khleif, representante de Argelia, que participaba en la categoría femenina olímpica de 66kg. Ambos quedaron descalificados de los mundiales de la IBA, pero participaron en los Juegos Olímpicos de París.
En el comunicado de la IBA se decía claramente que los tests genéticos no medían la testosterona, pero que no podían dar más información al respecto puesto que se trataba de datos médicos confidenciales.
A partir de ese momento, empezaron a surgir noticias sin fundamento, como que los boxeadores eran mujeres con hiperandrogenismo o personas transidentificadas. La rueda de prensa de la IBA del 5 de agosto de 2024 dejó claro que esto no era un tema de identidad ni de hormonas. En palabras (traducidas del inglés) del ginecólogo griego Ioannis Filippatos,
No solo a estos dos boxeadores, a varios boxeadores, se les hace una prueba médica […] En Turquía, los doctores revisaron a algunos boxeadores y después de un examen episcópico, se me informó de algo. El segundo paso fue enviar pruebas de sangre para obtener resultados oficiales sobre su cariotipo. Queríamos saber, usando el cariotipo, que es como un compás biológico, si eran hombres o mujeres. Este es el primer paso, y junto a los abogados, estábamos muy atentos para no cometer errores, no molestar a los boxeadores ni crear problemas para los boxeadores. Pero tenemos dos categorías, hombre y mujer. Pero, tenemos que proteger a las mujeres. La categoría femenina tiene que ser exclusivamente para las mujeres. ¿Estamos de acuerdo? Si no estáis de acuerdo, cambien la categoría, háganla una categoría mixta.
En resumen, tras una exploración ginecológica en los torneos de Turquía se informó al médico presidente de la IBA de unos resultados que llamaron la atención del personal sanitario, y éste encargó realizar unos análisis de sangre para determinar el cariotipo, es decir, los cromosomas, de los boxeadores. Tras los resultados, fueron descalificados.
Entendemos pues, por el tipo de análisis, que los resultados concluyeron que estas dos personas tienen cromosomas XY, es decir, son hombres.
Las ventajas deportivas de los varones con respecto a las mujeres son harto conocidas: los hombres tienen de media mayor masa muscular, mayor densidad ósea, mayor capacidad cardiorrespiratoria, mayor altura y peso, mayor fuerza en sus brazos, etc. Por esto tenemos categorías diferenciadas por sexo en el deporte: no por cuestiones identitarias, sino por cuestiones de justicia y seguridad.

Gabriele Martelli, presidente del comité de entrenadores de la IBA, recordó en la misma conferencia de prensa las normas y las características del boxeo: “Nuestro deporte es peligroso. En este deporte, si hay una ventaja injusta, alguien puede morir”. No en balde hay divisiones de peso en este deporte, y antes de cada pelea se pesa a los boxeadores para asegurarse de que están en la misma categoría.
Tras la controversia, se ha sabido que Imane Khelif es un hombre que padece un trastorno del desarrollo sexual llamado deficiencia de 5 alfa-reductasa 2. Esta anomalía genética interrumpe el desarrollo normal de los órganos sexuales del feto varón. En el momento del nacimiento, la apariencia de sus genitales lleva a los médicos a identificarlos erróneamente como niñas. Sin embargo, la pubertad masculiniza a estos niños que, hasta ese momento, eran vistos en su familia y su comunidad como niñas. Adquieren las características sexuales secundarias propias de los varones, con todas las ventajas físicas que esto supone a la hora de practicar deportes.
El Comité Olímpico Internacional (COI) lleva desde 1999 sin hacer tests genéticos a los atletas y cuestiona la credibilidad de la Asociación Internacional de Boxeo. En una rueda de prensa celebrada inmediatamente después de la de la IBA, Marc Adams, portavoz del COI, recalcó que los términos de elegibilidad para los Juegos Olímpicos son la edad y el sexo indicados en los pasaportes. Es decir, la seguridad de las jugadoras queda a la merced del falseamiento de datos que presente cada país según su legislación.
Lamentablemente, la participación de hombres en categorías femeninas no ha sido un fenómeno nuevo en los juegos de París. En los JJOO de 2016 tres hombres con trastornos del desarrollo sexual ocuparon el podio femenino de 800m de atletismo: Caster Semenya, Francine Niyonsaba y Margaret Wambui. Y en 2020 Laurel Hubbard, hombre neozelandés de 42 años transidentificado, le arrebató la oportunidad de competir en sus primeros juegos a la indígena Kuinini Manumua.
A raíz de la injusticia vista por todos en los combates de boxeo, la IBA ha anunciado que denunciará al COI ante los juzgados suizos, franceses y estadounidenses. Aseguran que la acción e inacción del Comité ha supuesto un riesgo para la seguridad de las atletas. Por su parte, y como ya lo hizo hace dos años, la IBA ha vetado la participación de Khelif en los mundiales femeninos de boxeo del 2025.
Hace apenas unos días, la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics), dirigida por Sebastian Coe, presentó un nuevo reglamento relacionado a la elegibilidad a la categoría femenina, que debe ser aprobado por las distintas federaciones. Bajo estas reglas, se tendrán en cuenta solamente los genes y la sensibilidad a la testosterona: eso significa que podrán competir en la categoría femenina las mujeres y los varones con síndrome de insensibilidad completa a los andrógenos (SICA), un desorden de desarrollo sexual que hace que quien lo padece tenga una apariencia femenina a pesar de ser cromosómicamente varones (46 XY). De ser aprobado, dejarían de competir varones que se identifican como mujeres y personas con desórdenes de desarrollo sexual que les otorgan ventajas competitivas injustas, que ningún bloqueador de testosterona puede eliminar.
Las feministas pedimos que los JJOO y el deporte sean justos para las mujeres que participan y que estas no se vean obligadas a competir contra varones. Llevamos años denunciando esta situación, y muchas personas han desoído nuestras demandas por considerar al deporte como algo poco relevante ante los problemas “reales” de las mujeres. Pero en un combate de boxeo, una mujer podría morir o sufrir lesiones gravísimas ante un contrincante varón. No esperemos a que ocurra una tragedia para blindar la categoría femenina deportiva.
El Artículo 7 de la Declaración sobre los derechos de las mujeres y las niñas reafirma los derechos de las mujeres a las mismas oportunidades que los hombres para participar activamente en deportes y educación física.
Firma la Declaración sobre los derechos de las mujeres basados en el sexo.