Publicamos estas reflexiones en colaboración con la organización Docentes Feministas por la Coeducación (Dofemco), por tratarse de un asunto centrado en la infancia.
La ideología de la identidad de género en la televisión infantil: objetivo, la infancia.
No es ninguna novedad afirmar que la ideología de la identidad de género está siendo impulsada y promocionada en nuestra sociedad a través de todas las plataformas audiovisuales posibles: publicidad, televisión, cine, series, música, redes… Podemos comprobar con facilidad que los medios de comunicación son instrumentalizados como vehículo para la transmisión de ideas y referentes de esta ideología. Pero hay un sector de la sociedad que nos preocupa especialmente: la infancia. Niñas y niños son seres humanos en los comienzos de su desarrollo, especialmente maleables en cuanto a opinión y tendencias a seguir, y hoy en día están sobreexpuestos a redes sociales y fenómenos de contagio social. El descarado interés por implantar la teoría del género como identidad en la población menor de edad ha hecho que recientemente salte nuestra alarma a raíz del programa de RTVE “Aprendemos en Clan. El debate: La diversidad sexual”.
“cómo nos gusta llevar la ropa, el pelo, qué gestos hacemos […] son el sexo que somos”.
Las espectadoras y espectadores de Clan TV son niñas y niños en pleno proceso de aprendizaje, crecimiento y desarrollo de la personalidad, y están siendo expuestos a contenidos sobre identidad de género opuestos a una educación científica y a la coeducación.
El programa “Aprendemos en Clan. El debate” se emite los viernes desde un colegio de la geografía española, y participan niños y niñas de entre 10 y 12 años además de una persona experta invitada al programa y su presentadora, Laura Vives. En el episodio que nos ocupa, la experta invitada es una sexóloga que deja claro, desde muy pronto, que está personalmente implicada en la defensa de la transexualidad en la infancia.
El programa comienza planteando que explorará la “diversidad sexual”, la cual asocia a tres conceptos: “identidad sexual”, “expresión de género” y “orientación sexual”. Tras comentarios iniciales de algunas niñas y niños y la presentación de la sexóloga, los conceptos son explicados usando un elemento parecido a un cuentakilómetros.
Respecto a la “identidad sexual”, el cuentakilómetros formula que para saber “quienes somos” y “cómo nos percibimos” debemos atender a las características masculinas y femeninas que tenemos (se afirma que las tenemos ambas en cantidades variables) y, dependiendo de la cantidad de unas u otras, mi “identidad sexual” será chico o chica. Añade, para terminar la definición, que ser hombre o mujer es algo mutable que se construye a lo largo de la vida. Esta idea es, como puede comprobarse, contraria a la educación racional de la infancia. Ser niño o niña no es una identidad, es un hecho material, físico y real. El sexo no es mutable y no se construye: viene dado por el propio cuerpo humano. Claramente, la utilización del concepto “identidad sexual” que se maneja viene de la ideología de identidad de género, pues se presenta como algo ajeno al sexo y que se escoge, como si todas las personas fuésemos potencialmente “trans”.
Sobre la “expresión de género” el siguiente cuentakilómetros propone tres direcciones: masculino, andrógino y femenino, y se pregunta,
“¿Cómo muestras tu género según esos roles que se nos asignan?”.
La cuestión pretende que el género sea entendido como algo interior que las personas procuramos expresar y que supuestamente puede verse facilitado o bloqueado por lo que socialmente se nos impone: los roles. Es una pregunta capciosa, en realidad, ya que nadie muestra «su» género, nadie tiene un género que le es propio. El género es el conjunto de roles y conductas impuesto a cada persona según sea hembra o varón. Es una camisa de fuerza que limita el desarrollo individual y que las niñas y los niños aprenden a llevar desde la más tierna infancia, modificando y adaptando sus conductas y sus gustos para encajar en la sociedad. Contra eso precisamente lucha la coeducación, que busca educar en la igualdad y para la igualdad, lo que significa combatir el género, no normalizarlo y, mucho menos, celebrarlo.
El programa habla también del género “agénero”, algo sobre lo que resulta difícil hacer comentarios serios. En la sociedad española y todas las sociedades europeas, el sistema de género es binario: clasifica conductas, características y roles como masculinos o femeninos, asignándole valor, prestigio e importancia a lo masculino y minusvalorando lo femenino. O sea, es una injusta y sexista categorización social que le concede al hombre el dominio -de donde deriva la masculinidad- y a la mujer el sometimiento -de donde deriva la feminidad-. Lo acientífico e irracional del concepto “agénero” se explica por sí solo, pero por hacer alguna aclaración: ¿qué conductas, qué roles, qué características pueden asumir personas agénero en sociedades como la nuestra, donde la mayor parte de los elementos asociados a la personalidad están atados al sistema de género, asociándose por tanto a la feminidad o la masculinidad? Para ser verdaderamente “agénero”, tendríamos que abolir el sistema de género, y en ese caso, todas las personas seríamos “agéneras”, libres e iguales.
En cuanto a la “orientación sexual”, el cuentakilómetros indica homosexual, bisexual y heterosexual, y explica a niñas y niños que su orientación es “hacia quién sientes atracción física o emocional según su sexo”.
En la discusión que sigue, un niño afirma que hace años (?) tenía un amigo bisexual que no se lo había contado a los padres. Él animó al amigo a contarlo y ellos lo aceptaron porque “lo sabían”. Nos preguntamos al respecto dos cosas: ¿Cómo es posible que un niño de 10 o 11 años -estimamos- defina su atracción sexual o romántica con tanta certeza como para desear “contársela” a sus padres? ¿Dónde lo ha aprendido, y cómo?
Después del testimonio y otras cuestiones acerca de las dificultades de las personas para manifestar en público su orientación sexual homosexual (algo que a priori no incumbe a esta etapa de la infancia, aunque no está mal por el enfoque desde la empatía y el respeto) se presentan conceptos propios de la ideología queer:
“pansexualidad: atracción hacia todos los géneros, también los no binarios” y “asexualidad: falta de atracción sexual hacia otros, sean del sexo que sean”.
La confusión y distorsión que tales términos generan en la mente infantil están comprobadas. Dan cuenta de ello los testimonios de docentes que asisten a los múltiples talleres que se están dando al alumnado escolar en nuestro país dentro de esa línea ideológica “transgénero”, como dejaron claro en el #CongresoDofemco2021 (noviembre de 2021). Niñas y niños no aciertan a dar con la diferencia entre la bisexualidad y la “pansexualidad”, puesto que entienden que la atracción se da entre personas, no hacia lo que las personas performan o como se visten. Sobre el concepto denominado “asexualidad” nos preguntamos cómo es posible que se esté presentando, siquiera, a menores de edad. Es un concepto que presenta la ausencia de interés sexual como una orientación sexual sin más, ignorando cómo el género informa esta supuesta “orientación” que es reclamada en su inmensa mayoría por chicas jóvenes. Con la creciente sexualización y pornificación de nuestra sociedad, y la continuación de la violencia sexual, física y emocional perpetrada contra mujeres y niñas, ¿debería sorprendernos que un número creciente de chicas se identfique como “asexual”?
Al parecer, la televisión pública española está colonizada por esta ideología que se está presentando como información objetiva, y no como lo que es, ideas y conceptos de una teoría académica postmoderna desarrollada en el ámbito universitario y no para formar parte de la educación afectivosexual infantil y escolar. Esta colonización también afecta los centros escolares, como también señaló Docentes Feministas por la Coeducación en el referido Congreso.
El programa sigue transcurriendo entre preguntas por parte de la presentadora y respuestas por parte de niños y niñas en plató. Llama la atención que, tras varias cuestiones que a todas luces perseguían desmontar los tópicos y prejuicios que se presuponían interiorizados por este público infantil hacia personas con “orientación sexual o identidad diversas”, queda demostrado que tales prejuicios o discriminaciones ni son percibidos como algo generalizado socialmente por estas niñas y niños, ni son puestos en práctica en su entorno, y tienen muy claro que no son valores suyos ni deseables. También queda claro que las criaturas distinguen perfectamente el significado de los términos sexo y género, en especial en un momento en que una niña dice que si eres un hombre y te pintas las uñas o te maquillas, o llevas falda, eso no dice de ti que seas mujer. Niñas y niños lamentan también que haya que seguir roles de género en disfraces, por ejemplo, y afirman que ser niño y llevar un tutú o un vestido de princesa no te hace una niña y que se te debería respetar.
Hacia el final del programa, la sexóloga y asesora exclama algo así como “lo que contáis está muy bien, pero estáis contando lo que debería ser, no lo que es en realidad”, invalidando así los testimonios y la experiencia de las y los menores presentes. Sospechamos que ha quedado, quizás, sin un relato que desmentir. En nuestra opinión es el mismo que todas las organizaciones y activistas por la ideología de la identidad de género sostienen. Bajo su punto de vista vivimos en un mundo lleno de odio, prejuicios y discriminación hacia personas que rechazan los roles de género, tanto aquellas personas que rechazan su cuerpo sexuado (gente con disforia de género) como las que, por su orientación sexual, suponen una transgresión al sistema de género.
Y es que en su presentación, la sexóloga había declarado que se dedicaba a ayudar a chicas y chicos que tenían dudas sobre su orientación sexual o su “identidad”, y que también ayudaba a familias que no sabían si tenían un hijo o una hija, contando su propio caso: ella misma tiene una hija que “resultó” que era en realidad un niño, y tuvo que estudiar y pensar mucho para poder “entender aquello”. Es decir, esta “experta” se muestra plenamente a favor de la ideología de la identidad de género y de su aplicación social y política en menores. Y es que desde el principio, queda clara la postura del programa: hay en el plató un atril con el símbolo característico del activismo que promociona la ideología de la identidad de género (“símbolo trans”, popularmente). Este es el primer indicador de que se van a tratar ideas relacionadas con la transexualidad/transgenerismo con un público infantil.
Con todo, lo más preocupante de este programa es que transmite a la infancia una idea contradictoria y opuesta a la coeducación, lo cual es bastante grave y peligroso. Tras presentarse, la sexóloga y asesora invitada expone la idea siguiente:
«cómo nos gusta llevar la ropa, el pelo, qué gestos hacemos… todo eso, todas esas cosas -quién soy, qué me gusta y cómo me expreso- son la sexualidad de cada persona, ¿no?, el sexo que somos.»
Lo que viene a decirle a niñas y niños que nuestro sexo se conoce/puede conocerse a través de factores externos y ajenos al cuerpo humano, como el peinado o el estilo personal. Esta idea no solo es incorrecta sino también acientífica bajo el punto de vista de cualquier disciplina que se dedique al estudio del sexo humano en cualquiera de sus facetas, desde la biología a la medicina, pasando por la filosofía, la psiquiatría y la psicología hasta la sexología, que bebe de todas ellas.
Pero más adelante, en la ronda de preguntas directas, sucede esto: niñas y niños tienen muy claro que la indumentaria y la moda no nos hacen ser mujer ni hombre, y que la discriminación por cómo elegimos mostrarnos en público no está bien. Poseen una mirada crítica sobre quien tiene prejuicios cuando un niño elige llevar un disfraz de princesa, y desmontan rápidamente el prejuicio de que el vestido de mago no es para chicas. Esta visión excelente que distingue perfectamente entre sexo (niño o niña) y género (rol social) es producto de la coeducación. Parece que estas niñas y niños han aprendido muy bien de su entorno familiar y escolar que los gustos por determinada ropa, personajes o forma de mostrarse en público no son en absoluto determinantes de que seas niño o niña y, además, rechazan que se cuestione la libertad de hacerlo.
La contradicción se da cuando este marco perfecto de coeducación -gracias al cual pequeñas y pequeños tienen las ideas claras y saben identificar los prejuicios- es puesto en duda por la afirmación de que tú eres de un sexo (hombre/mujer) según tus gestos, tus gustos, tu peinado y tu ropa, que es lo que dice la invitada especial al programa.
Esperemos que se vea clara y meridianamente el sexismo de la idea que la sexóloga experta apunta. No hace más que incrementar nuestra alarma coeducativa: ella acepta la identidad de género como marcador sexual y se muestra partidaria a que la infancia se autoidentifique sexualmente con base en factores externos al propio cuerpo sexuado. Esto lo confirma su propio testimonio familiar en primera persona (es madre de “una hija que resultó ser un hijo”).
Women’s Declaration International mantenemos firmemente los principios del Artículo 9 de nuestra Declaración, dedicado a la protección de los derechos del menor:
“Niños y niñas deben recibir información veraz sobre la biología y la reproducción humanas, y no basar su educación en estereotipos de género. Las personas menores de edad no deberían ser sometidas a tratamientos quirúrgicos ni farmacológicos para la ‘reasignación de sexo’ “.
En el comunicado de Dofemco puedes encontrar nuestros principios rectores basados en la coeducación: por la protección de la educación racional y no sexista a la infancia.
Si te preocupa esta grave situación te animamos a escribir al defensor de la audiencia y a plantear tu queja sobre estos contenidos que se promocionan en la infancia. Te explicamos cómo hacerlo:
Entra en https://www.rtve.es/rtve-responde/participacion/ donde encontrarás estos campos a rellenar:
Medio: TVE
Programa: “Aprendemos en Clan. El debate. La diversidad sexual”.
Fecha y hora de emisión: 4-02-2022, 11:40h.
Comentario:
Puedes utilizar o tomar de modelo el siguiente texto -si prefieres escribir en tus palabras recuerda que el texto debe ser breve, entre 10 y 1500 caracteres-:
“En este programa destinado a la audiencia infantil se ha transmitido contenido acientífico y sexista a través de varios mensajes:
1) El cuerpo humano sexuado no indica si se es niño o niña, el sexo viene determinado por gustos estéticos, gestos o autopercepción subjetiva;
2) Hay una estética, ropa y gestos que son propios de niño/niña; 3) Se han validado conceptos como “pansexualidad”, “asexualidad” y “agénero”, induciendo a la infancia a una precoz y grave confusión sobre la sexualidad.
Estas ideas pertenecen al marco de la ideología de la identidad de género, actualmente beligerante en la promoción/implantación de este concepto en la infancia. Son postulados absolutamente contrarios a la coeducación que exigen las leyes educativas y vulneran el derecho de niñas y niños a una educación libre de roles y estereotipos de género, los cuales solo perpetúan la desigualdad de las niñas. También promueven y naturalizan la disociación del cuerpo y la mente con base en teorías sexistas y neurosexistas desfasadas.
No hay “cerebros de niña/niño”, no existe identidad innata relacionada con ello. El cuerpo sexuado sí determina el sexo, si eres hombre/mujer.
Rogamos que se proteja a la infancia y que se deje de exponerla a estos contenidos de inmediato”.
Cuantas más voces feministas se alcen en defensa de la coeducación de la infancia, una educación sin estereotipos sexistas, sin ideología de la identidad de género, más visibilidad tendremos y más posibilidades de ser tenidas en cuenta.
Ayúdanos a defender los derechos de las mujeres basados en el sexo:
Firma la Declaración